¡A volar!

¡A volar!

Hoy tocó despertarme un poco más temprano para venir al DF (ahora CDMX), a visitar clientes/prospectos nuevos y no tan nuevos. Es un gusto poder viajar y cambiarle a la rutina de vez en cuando, más cuando se trata de visitar nuestra enorme y vibrante capital.

Aterrizando en CDMX

Me pasaba por la mente hoy en la mañana — por cierto, tengo que felicitar a Aeromexico porque por primera vez en mi vida empezó un vuelo a abordar a la hora exacta que marcaba la salida WOW! — todas las veces que mi papá habría hecho ésto.

Crecí con un papá que salía mucho de viaje desde que tengo uso de la razón y recuerdo alguna vez haberle preguntado si no se aburría. Me dijo que para nada, que le gustaba ver cosas nuevas y que disfrutaba descansar del ajetreo del día a día de su casa.

Siempre pensé que en mi destino estaba viajar por trabajo de igual manera, lo daba por hecho la verdad. Mi primer trabajo saliendo de la Universidad así fue, implicó viajar por Latinoamérica y puedo compartir que con un par de subidas al avión tuve. Definitivamente mi estomago por viajar de trabajo no fue el mismo que el de él.

Ya en mi negocio actual puedo decir que al principio viajaba muy raramente y así me gustaba. Entrado unos años, me independicé por completo y ahí fue cuando retomé los viajes — me encanta subirme a un avión cuando es por placer obvio, trato de hacerlo lo más seguido posible. El término “staycations” de Tim Ferriss es algo que aplico en mi vida https://fourhourworkweek.com— por mera suerte o coincidencia. Ahora cuando viajo es bajo mis términos, casi siempre, y eso hace que sea lo suficientemente más placentero para que no me canse tanto.

Hoy en día me preguntan colegas cómo hago para tener clientes en múltiples estados y la respuesta es sencilla: yo no hago nada, simplemente conozco gente que vive en varios lugares y los busco o me buscan. Bueno, lo que sí hago es que los busco atender y viajo a verlos cuando hay un interés de comprar mis servicios (quizás otros se detienen por la distancia e incertidumbre que “valga la pena” la vuelta).

Regresando a mi papá, hoy lo tuve mucho en mi mente al estar arriba del avión. Me imaginé que fuera un pasajero más en el vuelo conmigo y me sentí más atento a mi entorno. Lo disfruté bastante y estuve presente en toda su extensión. Me falta poner atención a esos momentos en la vida y bajarle a la velocidad de vez en cuando para poder estar en el momento y disfrutarlo.

Gracias a ese momento tuve la oportunidad de observar sin juzgar y caí en cuenta de algo. Seguramente ya lo había pensado, pero nunca como hoy: Volar es un enorme sacrificio y privilegio del que gozamos gran cantidad de mexicanos que cada día se suben y se bajan del avión (pilotos y azafatas incluidos) para ir a buscar clientes/negocios/oportunidades/familias/amigos. Hoy más que nunca lo percibí. Mi admiración y respeto por todos los que hacen de volar algo tan sencillo.

Este año escucho un ambiente negativo en torno a nuestro país, proveniente de varias personas y personajes. La verdad que hoy no vi eso, vi gente trabajadora y sobresaliente buscando una mejor oportunidad para ellos y para todos nosotros. Estoy en desacuerdo con las medidas del gobierno (ya soñaba con llegar algún día al nuevo aeropuerto) y tiene que mejorar la economía. Sin embargo hoy me renació la fe y estoy seguro que saldremos adelante; me recordó de nuestro espíritu mexicano inquebrantable, de hacer lo mejor de cualquier situación y salir adelante como familias y como país.

Roberto